Cuando se oye hablar de diabetes no todo el mundo sabe lo que es, por eso en el Día Mundial del Dietista-Nutricionista queremos que entendáis un poco a que nos referimos al hablar de esta patología.

La diabetes es una enfermedad crónica que se desencadena cuando el organismo no es capaz de producir suficiente insulina o de utilizarla con eficacia. La insulina es una hormona fabricada por el páncreas y que se encarga de que la glucosa (azúcar) pase a las células del organismo, donde se convierte en energía para el cuerpo.

Una persona con diabetes, al no tener insulina o ésta ser poco eficaz, la glucosa no se absorbe bien y se queda circulando en la sangre (hiperglucemia), dañando los tejidos a su paso.

Existen 3 tipos de diabetes:

– Diabetes tipo 1: es una reacción autoinmune, donde las defensas del cuerpo atacan a las células del páncreas que generan la insulina, por lo que el organismo deja de producirla.

Diabetes tipo 2: si se produce insulina pero no es suficiente o es poco eficaz. Suele ser causada por obesidad, edad avanzada, antecedentes familiares, malos hábitos alimenticios, etc. Este tipo de diabetes de ha convertido en uno de los problemas sanitarios más graves de nuestro tiempo. Sus proporciones son ya epidémicas en casi todo el mundo. Se calcula que existen unos 246 millones de afectados en todo el planeta, una cifra que puede llegar a los 380 millones en 2025 si se cumplen las últimas predicciones.

Diabetes gestacional: aparece durante el embarazo. El organismo no puede producir ni utilizar la suficiente insulina necesaria para la gestación. Suele desaparecer tras el parto, pero requiere un control periódico ya que puede ser la precursora de una diabetes tipo 2 en la madre más adelante, y aumentar el riesgo de obesidad en el niño.

Con respecto a la alimentación en diabetes existen muchos mitos, de los cuales podemos comentar alguno. Por ejemplo, se dice por ahí, que el alcohol no es malo para los diabéticos porque no tiene azúcar. Obviamente es falso, por un lado porque el alcohol afecta al hígado, el cual afecta a la producción de glucosa. Por otro lado porque el alcohol sí que lleva azúcar y además se mezcla con bebidas azucaradas, lo cual aumenta la proporción. Además tiene un aporte calórico elevado (7 kcal/g) aumentando la grasa visceral, la cual afecta a la producción de insulina.

Otro mito que circula por ahí es que los diabéticos no pueden tomar plátano, ni uva ni pasta ni arroz, pasta o cereales similares. Si pueden, es más deben hacerlo, pero siempre controlado totalmente el nivel de insulina administrada. Otro mito que corre por ahí y que no afecta solo a los diabéticos es que “la sacarina produce cáncer”. No es cierto. En 1985 se llevaron a cabo estudios en ratas que indicaban una posible relación entre la sacarina y el cáncer de vejiga. Sin embargo en 1997 se realizaron estudios con células humanas que permitió descartar dicha relación.

Para terminar comentar que las pautas de alimentación de una persona diabética, sea del tipo que sea, no son muy diferentes de las pautas de alimentación saludable que debería llevar cualquier persona, solo que se han de tener muy en cuenta las pautas de insulina que se administran.

Un diabético, como cualquier persona de la población actual, debe alimentarse bien a base de hortalizas, tubérculos, frutas, cereales integrales, legumbres, carnes, pescados, huevo y lácteos. Debe también realizar ejercicio físico diario, beber suficiente agua y evitar los precocinados y productos industriales.

En Inicia Sarabia Psicología desde el área de Nutrición elaboramos tu plan de alimentación adaptado a tus necesidades específicas. ¡Contacta con nosotros!

Fdo.: María Guillén Asensio.

Artículos recomendados
psicología y nutrición en la diabetesDía mundial contra la violencia de géneo