“La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz”.
(Kofi Annan)
Uno de los modelos que mejor explican el fenómeno de la violencia de género es el modelo de CONTROL Y PODER según el cual el maltrato es un patrón de acciones del hombre para controlar intencionadamente o dominar a su pareja. El agresor mantiene el control sobre su pareja a través de constantes actos de coacción, intimidación, aislamiento y actos de violencia.
Además, este control va aumentando progresivamente. Mientras que en un principio, se manifiesta en actos sutiles, invisibles a los ojos de la mujer, con el paso del tiempo éste queda instaurado sin disimulo.
El mantenimiento de la violencia sobre la mujer se explica perfectamente mediante EL CICLO DE LA VIOLENCIA en el cual se describen 3 fases:
- Fase de acumulación de la tensión: En esta fase se van sucediendo dentro de la pareja conflictos que no terminan en explosión por parte del agresor pero en los cuales éste sí que muestra una actitud hostil en forma de violencia verbal y cambios repentinos de ánimo, que la mujer no acierta a comprender y que suele justificar, ya que no es consciente del proceso de violencia en el que se encuentra involucrada. De esta forma, la víctima siempre intenta calmar a su pareja, complacerla y no realizar aquello que le moleste, con la creencia de que así evitará los conflictos. En un principio cree que podrá controlar la situación siempre que no haga nada que moleste a su pareja. Sin embargo, con el tiempo entrará en un estado de indefensión aprendida pues su comportamiento no va a condicionar la violencia de su pareja. Él siempre encontrará o inventará una excusa para justificar su agresión. El hecho de poder controlar la situación empieza a crear en la mujer un estado de temor y ansiedad constante.
- Fase de agresión: Es la fase de explosión en la cual se producen de forma visible los malos tratos, tanto psicológicos, como físicos y/o sexuales. En esta fase, la mujer puede armarse de valor y abandonar su hogar, acudir a algún familiar o amigo y pedir ayuda para denunciar. En otros casos, a la mujer la invaden pensamientos de que la culpa es suya y de que debe de aprender de la situación para que no vuelva a ocurrir.
- Fase de “luna de miel”: Ella finalmente lo perdona. Tras los episodios violentos, el maltratador suele pedir perdón, mostrarse amable y cariñoso, suele llorar para que estas palabras resulten más creíbles, jura y promete que no volverá a repetirse, que ha explotado por “otros problemas” siempre ajenos a él. Jura y promete que la quiere con locura y que no sabe cómo ha sucedido. Incluso se dan casos en los que puede llegar a hacer creer a la víctima que esa fase de violencia se ha dado como consecuencia de una actitud de ella, que ella la ha provocado, haciendo incluso que ésta llegue a creerlo. Con estas manipulaciones el maltratador conseguirá hacer creer a su pareja que “no ha sido para tanto”, que “sólo ha sido una pelea de nada”, verá la parte cariñosa de él (la que él quiere mostrarle para que la relación no se rompa y seguir manejándola). La mujer que desea el cambio, suele confiar en estas palabras y en estas “muestras de amor”, creyendo que podrá ayudarle a cambiar. Algo que los maltratadores suelen hacer con mucha normalidad “pedirles a ellas que les ayuden a cambiar”. Por desgracia ésta es sólo una fase más del ciclo, volviendo a iniciarse, nuevamente, con la fase de acumulación de la tensión.
La Violencia de Género es una realidad que golpea fuerte nuestra sociedad a día de hoy y por ello es muy importante conocer y saber identificar cuándo uno mismo o alguien cercano está siendo víctima para prevenir y actuar a tiempo. No te dejes engañar, pide ayuda.
Fdo.: Natalia Gracia Sánchez.