¿CUÁNDO EMPIEZO A HABLAR DE SEXUALIDAD CON MI HIJO/A?

Aunque cada vez más conocemos la importancia de la educación sexual, no por ello dejamos de perder la vergüenza a hablar del tema y de considerarlo un tema tabú. Son muchas las dudas e inseguridades que también plantean los padres. Pueden parecer preguntas incomodas para adolescentes, pero es importante crear un espacio para informar y resolver dudas para que tengan un comportamiento responsable en esta parcela de su vida. A continuación, voy a exponer cinco de las dudas más frecuentes que plantean los padres sobre cómo hablar de sexo con sus hijos para que, si tú también las tienes, puedas resolverlas y decidirte a abordar el tema.

¿Cuándo empiezo a hablar de sexualidad con mi hijo/a?

Ya mismo. La educación sobre sexualidad comienza antes del nacimiento, ya sólo con la actitud que adoptáis como padres al saber el sexo del bebe. Hablarles de hombres y mujeres, afectos, tipos de pareja, diferencia entre lo público y lo privado, respeto hacia el propio cuerpo y el ajeno, es parte de lo que el niño/a necesita aprender en su desarrollo.
Puedes esperar a que pregunten, pero no te quedes solo esperando a que lo hagan, también puedes iniciar la conversación tú. Recordemos que no siempre resulta sencillo a un niño/a hacer estas preguntas. Además, cuanto más se hable del tema, más cómodo se estará.

¿Y si le cuento más de lo que debería?

No tenemos que preocuparnos de dar demasiada información muy temprano. Los niños asimilan lo que pueden, si los saturamos probablemente muestren aburrimiento o indiferencia. Los niños incorporan tanto como puedan por su nivel de madurez. Oír más detalles no les va a estimular demasiado o animar a portarse de manera inadecuada.
El peligro verdadero es “poca información, demasiado tarde.”

¿Y si me pregunta algo que no sé responder?

No pasa nada. Al igual que en cualquier otro tema no tienes por qué saberlo todo, en este tampoco. Házselo saber y propón investigar juntos sobre el tema para aprender a la vez. Lo importante será buscar una buena fuente para esta educación sexual, y hacerle entender a tu hijo/a que no todo origen de información es válido.

¿Cuál de los dos padres debería abordar el tema?

La comunicación abierta sobre la sexualidad es una tarea familiar y entre más todo el mundo se involucra, más equilibrada y eficaz se va a volver.
Además de la información y de los valores familiares, los padres aportan su perspectiva personal, de hombre y de mujer. Es útil e importante compartirla ya que sus hijos van a tener relaciones con su mismo sexo y el opuesto toda su vida, necesitan entender cómo funciona el otro (tanto a nivel de pareja como a otros niveles). Los niños no sólo necesitan saber sobre la anatomía y fisiología de las mujeres, sino también necesitan que se les enseñe sobre los sentimientos y pensamientos femeninos. Igual para las niñas con lo masculino. Y ¿quién puede ofrecer mejor educación sexual en esa área que los padres?
Al igual que educáis juntos en otros temas, como el vestirse, comer, colaborar en tareas del hogar,… en este tema también. Lo más adecuado es educar en equipo. No porque una sea mujer debe educar a la hija y porque uno sea hombre debe educar al hijo. Es importante que comprendan que pueden contar con sus dos padres por igual.

Me da vergüenza hablar con mi hijo/a de sexualidad, ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?

Es normal sentir vergüenza. Nos educaron en que el sexo era un tema tabú y romper esto siempre cuesta. A muchos padres y madres se les hace difícil hablar del tema. Es imprescindible, por tanto, que seáis conscientes de que al principio es normal y que no se juzga por ello o implica que seáis menos capacitados para dar una buena educación sexual. Asumir las dificultades es un buen primer paso.

A partir de aquí, recordaros que lo más importante de la educación afectivo-sexual desde la familia está, más que en lo que se cuenta, en que el hijo/a sepa que puede contar con su padre y su madre si tiene un problema o una duda.

No se pierde autoridad por reconocer las dificultades. Se puede explicar que no resulta fácil hablar de estos temas. Es preferible hablar lenta y calmadamente. Pero, insisto, sin temor a ponerse colorado o a que surja algún titubeo. Lo importante es que perciban interés por hablar al margen de la dificultad. De este modo, cuando a ellos les interese, pero les resulte complicado, perseverarán y acabar contando con vosotros.

Fdo.:Cristina Pérez Belmonte

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