En casi todas las películas, ya podemos ver cómo el “príncipe” tiene que adivinar justo qué es lo que siente y saber qué es lo que piensa la “princesa” y entregárselo de una forma romántica, a lo grande, en el momento exacto… Casi podemos imaginar la típica imagen de atardecer, vestidos y peinados para la ocasión, cuando se entrecruzan las miradas y sabe que es el momento perfecto para decirle (por supuesto siempre el hombre a la mujer) aquello que le susurró en la primera cita que recuerda con anhelo y, por supuesto, empieza a llover/nevar cuando se funden en un beso. Esta escena se trata de la visión del amor romántico que nos enseñan desde que somos pequeños, especialmente a las mujeres. Y, lo siento, pero lo cierto es que esto dista mucho de la realidad. A la hora de la verdad, hay imprevistos, existe la rutina, los problemas en diferentes ámbitos de la vida y… ¡el despiste!
Hoy quisiera explicar lo que significan las “agendas secretas” dentro de la pareja. Las agendas secretas consisten en creer que la otra persona tiene que saber qué es lo que piensa uno sin decirlo de manera explícita. Por ejemplo, una escena donde es el aniversario de la pareja y la chica (y digo la mujer porque es más frecuente que se dé en chicas) quiere que su pareja le lleve al restaurante donde cenaron en la primera cita. Obviamente, no se lo dice porque “dejaría de ser natural y romántico” pero comienza una campaña donde va soltando y dejando indirectas para que el hombre las capte y reserve para “darle la sorpresa”. Puede decirle, por ejemplo, “podríamos ir a cenar”, “que tal si vamos por el barrio tal”, “¿te acuerdas de aquel vestido rojo? (el que llevaba puesto en la primera cita)”, etc. Parece claro, ¿no? Se lo está poniendo en bandeja para que él reaccione y diga “¿y si vamos a cenar a…?” Lo que la chica no ha tenido en cuenta en este caso, es que puede que la otra persona no lo entienda, esté saturado del trabajo, no se acuerde, hubiese pensado otro plan,… Quizás hasta incluso el plan que proponéis le guste más o le suponga un alivio porque con el agobio no podía planificar nada como quisiera.
La agenda secreta se trata del conflicto entre: que la otra persona lo haga porque te apetece pero pierda “la magia” porque lo hace porque se lo has dicho y, no decir nada, que no pase lo que esperas y acabéis enfadados con frases como “parece mentira que después de todo este tiempo, aún no me conozcas”.
Bien, tengo que decir que sí te conoce, pero no es adivino. Nadie lo somos. No podemos saber qué es lo que piensa y siente el otro a menos que se lo preguntemos. Si nos paramos a pensarlo bien… ¿qué preferimos? ¿pasar una buena noche en pareja con el plan que te apetecía o acabar cabreados porque no era lo que se esperaba?
Quizás tenemos confundido el concepto de que lo natural y espontáneo siempre es lo bueno y lo “artificial” o pedir algo implica que se haga a la fuerza y por obligación. Es decir, puedes tener una pelea muy natural y acabar enfadados, o tener una cita con tu pareja y aprovechar el momento (esto último parece que sería lo artificial).
Os invito hoy a comenzar a darse cuenta de estas pequeñas cosas del día a día que erosionan la pareja y que, son tan fáciles de evitar, como el decir lo que uno quiere. Al fin y al cabo, el objetivo es pasar un rato agradable en pareja y quien mejor que uno de los dos para proponer algo. Aprovechando las fechas, ¡ojo! con los “estaba claro que yo para Reyes quería que me regalara… y no va y me regala…, no me conoce nada”
No obstante, decir que la terapia de pareja siempre da estos pequeños trucos y herramientas para estar mejor con nosotros mismos y con la pareja. Si estás interesado en conocer más o trabajar en profundidad, contacta con nosotros.
Fdo.: Cristina Pérez Belmonte.