En general, para cualquier ámbito de la vida, pensamos que lo mejor siempre es lo natural. Es más auténtico, espontáneo, beneficioso y valioso. Pero, ¿realmente es así siempre?

En consulta encuentro muchas parejas que comentan frases del tipo “no me sale natural”, “si no me sale es porque no lo siento”, “si lo tiene que hacer obligado/a que no lo haga”, “así no me vale”… Entonces formulo la siguiente pregunta: ¿siempre es lo natural lo mejor?

Veamos un ejemplo.

Lo natural: Un buen día, como busco la naturalidad en la vida, me voy a pasar el día al monte. Voy andando, respirando el aroma natural de la vegetación, noto la brisa en el pelo… y decido, como soy tan natural, que lo mejor sería desnudarse. Al fin y al cabo, la ropa solo es una atadura de la sociedad. Nadie nace con ropa, no es natural. Prosigo mi camino, desnuda por el campo, y veo una cascada. Impresionante. Me acerco a ella, en lo alto veo como cae el agua y pienso “sería tan natural saltar y notar como vuelo, como fluyo con el agua, hasta caer en una refrescante poza de agua mineral”. Por tanto, me decido y salto. Pues bien, la torta que me pegue al llegar bajo será muy natural. Pero el golpe me lo llevo.

Lo artificial: Pensemos ahora en una situación artificial, ¿qué hay más artificial que un quirófano? Ropa específica, mascarillas, equipo, medicamentos, mucha gente alrededor… pero finalmente, te salvan la vida. Hasta el momento, nadie nace con un bisturí en la mano que sepamos. Es un entorno totalmente artificial pero en cambio, te ayuda en algunas situaciones.

Cuando estás enfermo, probablemente prefieras entrar en un hospital (entorno artificial) a irte al monte (entorno natural) y constiparte más aún. Pues bien, algo así ocurre con las parejas. Cuando estamos en un mal momento, lo “natural” es que no te salga natural. ¿Cómo va a salirte abrazar a tu pareja si sientes rencor?, ¿Cómo vas a sorprenderle si sientes una desconfianza que te invade?, ¿Cómo vas a querer hacer cosas en pareja, si retrasas la hora de llegar a casa? Parece imposible. Pues justo, provocando estas situaciones artificialmente, y de la forma adecuada, es como comienza a volver a ser natural para ti.

Recuerda un enfado que hayas tenido. ¿Verdad que las primeras frases después del enfado son algo forzadas? ¿Eso significa que no quieras hablar con la persona nunca más? ¿Consigues poder tener una conversación normal (e incluso estando a gusto) después? Pues más o menos de esto se trata.

Las emociones son cambiantes, no podemos fiarnos en exceso de ellas. Es más adecuado movernos por objetivos. Plantéate cuál es el tuyo ¿distanciarte o acercarte a tu pareja?, solo entonces podrás hacer cosas para perseguirlo con coherencia aunque inicialmente sea artificial.

Si quieres que te ayudemos a iniciar este proceso, dando un paso “artificial” para recuperar lo “natural”, contacta con nosotros. Recuerda que lo artificial, muchas veces salva vidas, y en este caso parejas.

Fdo.: Cristina Pérez Belmonte.

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