A todos nos suena la típica frase de “cariño, hoy no que me duele la cabeza” para evitar tener un momento íntimo en pareja. Parece que hemos conseguido que sea la excusa por excelencia para “librarse” de este momento.
En primer lugar, desmentir el mito de que “no se puede tener sexo si te duele la cabeza”. Realmente, durante la actividad sexual se liberan una serie de sustancias que tienen un efecto analgésico, es decir, la relación sexual podría quitarte el dolor de cabeza.
Entonces, ¿qué hay detrás de esto?, ¿por qué “nos duele tan a menudo la cabeza”? y, ¿por qué asociamos esta frase sobre todo a las mujeres?
Aunque puede ser debido a algún problema puntual que se tenga con la pareja y que, por tanto, no se desee tener en ese momento intimidad; cuando este tipo de excusas se usan de forma habitual, es posible que estén ocultando un deseo sexual bajo o hipoactivo. Y, curiosamente, en la sociedad en la que vivimos está mucho más aceptado que sea la mujer quien tenga el deseo bajo, pero no el hombre. “El hombre siempre tiene que estar dispuesto” o “al hombre siempre le apetece tener sexo” son otros de los mitos extendidos en la sociedad que hacen que, cuando es un hombre el que tiene el deseo sexual bajo, viva la situación con un sufrimiento y vergüenza mucho mayores a los de la mujer.
Por otra parte, resulta importante saber que hombres y mujeres, al igual que en otras facetas de la vida, también funcionamos de forma diferente en el deseo sexual. Por lo general, los hombres tienden a pensar en el sexo a lo largo del día de forma espontánea, mientras que las mujeres es más probable que tengan una relación sexual por los sentimientos asociados a la relación (sentirse queridas, atractivas, etc.) y el deseo aparece una vez iniciada ya la actividad.
¿Cómo sé si tengo un deseo normal o es bajo?
Realmente cada persona y cada pareja tienen su percepción de lo que es y no es normal. No encontramos puntos de corte, ni medidas que nos digan que es bajo o normal. Será normal en la medida en que ambos miembros de la pareja estén satisfechos.
No obstante, te invito a plantearte las siguientes preguntas:
- ¿Pensar en sexo te resulta tedioso?
- ¿Ha disminuido o desaparecido tus fantasías en relación al sexo?
- ¿Ha disminuido o desaparecido tu interés en tener una actividad sexual con la pareja?
- ¿Tienes relaciones sexuales “por cumplir” y que pase un tiempo hasta que te vuelvan a pedir tenerlas?
- ¿Tienes problemas frecuentes con tu pareja porque no te apetece tener sexo?
- ¿Te genera malestar esta situación?
Si tus respuestas han sido afirmativas, es posible que tengas algún problema en este sentido. Si crees que este puede ser tu problema y quieres trabajar en él para mejorar tu vida privada, no dudes en CONTACTAR CON NOSOTROS y PEDIR INFORMACIÓN.
De todas formas, me gustaría acabar este post destacando que la exigencia es opuesta a la apetencia, es decir, cuánto más presión haya y más te lo exijas, menos te apetecerá.
Fdo.: Cristina Pérez Belmonte.