Los Trastornos de la Conducta Alimentaria y de la Ingesta, podemos definirlos como conjunto de comportamientos problemáticos y mantenidos relacionados con la alimentación y la ingestión de alimentos. Una serie de perturbaciones alimenticias cuya característica esencial es la incapacidad persistente para comer adecuadamente, con la consiguiente pérdida significativa de peso y problemas psicológicos asociados (autoestima, distorsión de la imagen corporal, intenso miedo a engordar…). Entre ellos, cabe mencionar: anorexia nerviosa, bulimia y obesidad.

El trastorno suele iniciarse entre los 14 y 18 años de edad, pero en los últimos tiempos se está empezando a dar en edades más tempranas, siendo más común entre las mujeres jóvenes (12%) que el varones (1 de cada 10).

Algunas señales de alerta que deberíais tener en mente tanto en vuestra familia como en la escuela, instituto u otros ambientes son:

Señales relacionadas con la comida:

  • Utilización de dietas hipocalóricas o restrictivas sin prescripción médica.
  • Sentimiento de culpabilidad por haber comido en situaciones en las que el consumo de alimentos no ha sido exagerado.
  • Dirigirse al lavabo después de las comidas cuando todo el mundo todavía está en la mesa reposando. Si se le pregunta, se tienen preparadas excusas varias.
  • Preocupación constante en relación a los alimentos: propiedades nutritivas, dietas, calorías…
  • Aumento del consumo de agua.
  • Interés exagerado por las recetas de cocina: se leen, se coleccionan, se cocinan pero no se prueban.
  • Ganas de cocinar y preparar platos, con la particularidad de que se muestra un gran interés en que los tomen los demás y escurrir el bulto (con justificaciones más o menos creíbles) para no tener que comerlos uno/a mismo/a.
  • Comportamientos alimentarios extraños: estar mucho rato manipulando la comida con el tenedor (moviéndola de un lado a otro), realizar siempre los mismos rituales como cortar la comida en trocitos muy pequeños o comer los diferentes alimentos en un determinado orden, esconder comida, etc.
  • En las comidas que sí se hacen, empecinamiento en que los demás coman igual o más que él/ella (nunca menos).

Señales relacionadas con el peso y la imagen corporal:

  • Distorsión corporal: se percibe un cuerpo más voluminoso del que realmente se tiene.
  • Miedo o pánico a engordar. A veces se teme llegar a ser obeso/a a pesar de estar muy delgado/a.
  • Utilización de ropa ancha para esconder la pérdida de peso.
  • Pérdida de peso injustificada (la persona está escondiendo aquellas actuaciones que la llevan a adelgazar rápidamente).
  • Provocación del vómito con la intención de adelgazar.
  • Obsesión por pesarse frecuentemente para comprobar el peso o, por el contrario, nerviosismo (incluso pánico) ante la idea de pesarse.
  • Práctica compulsiva de ejercicio físico (normalmente en solitario) con la intención de perder peso y con muestras evidentes de ansiedad en el caso de que no se pueda ejecutar.
  • Ayuno y/o utilización de laxantes o diuréticos sin prescripción médica.

Indicios de cambio en el comportamiento:

  • Tristeza, apatía, irritabilidad y cambios de humor.
  • Insatisfacción personal, baja autoestima, quejas constantes en relación a la propia imagen corporal.
  • Atención exagerada hacia los cuerpos delgados, tanto los que aparecen en los medios de comunicación como aquellos que están en el círculo de amistades.
  • Aumento de las horas dedicadas a actividades intelectuales (leer, estudiar…).
  • Disminución de la concentración y del rendimiento (se necesitan más horas de estudio o trabajo para lograr los mismos resultados que antes).
  • Discusiones familiares en torno a la comida.
  • Disminución de las relaciones sociales. Se dan excusas para evitar ir a reuniones sociales que impliquen tener que comer. Pérdida de amistades y tendencia al aislamiento.

Como podéis comprobar existen muchas señales que nos pueden estar alertando de que algo no va bien. Evidentemente, no se dan todas en todos los casos, pues cada persona es diferente y su problema tiene sus particularidades.

Es vital la prevención y la detección temprana de los Trastornos de la Conducta Alimentari. Con algunas de estas señales basta para empezar a sospechar y tomar las medidas pertinentes, es hora de consultar a profesionales capacitado como un psicólogo, un psiquiatra y un nutricionista que trabajen conjuntamente para tratar personas con este tipo de trastorno. Ante la más mínima sospecha, no lo dudes ¡Contacta YA con nosotros!

 

Fdo.: Laura Llinares Espí

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