¿Quién desea hablar de la muerte de su hijo? Probablemente la respuesta sea…nadie. En nuestra calidad de adultos y, en especial, de madres o padres, deseamos proteger a nuestros hijos de las experiencias dolorosas, y la muerte de un ser querido es la más dolorosa de todas. Deseamos ver a nuestros hijos llenos de alegría riendo, jugando y aprendiendo. Anhelamos verlos felices. Aunque la mayoría de nosotros podamos hablarles fácilmente y con entusiasmo sobre los milagros de la vida, cuando se trata de la muerte, nos falta el deseo o las palabras para hacerlo.
Pero los niños no se están preparando para la vida, sino que ya la están experimentando. Como la muerte forma parte de la vida, es inevitable que acaben topando con ella. Ser capaz de comprender la muerte, de atravesar las etapas de duelo de una manera sana y seguir viviendo con eficacia, es esencial para el bienestar del niño. Poder llorar la muerte de un ser querido adecuadamente y afrontar la pérdida antes de que se produzca, en el momento en que ocurre y sobre todo después, hace que el niño crezca sin sentirse culpable, deprimido, enojado o asustado.
Cómo perciben los niños la muerte
Los niños perciben la muerte y reaccionan a ella de muy distintas maneras. Dependerá entre otras cosas de la personalidad, la sensibilidad, la habilidad para enfrentarse a las situaciones, el nivel de desarrollo y la capacidad para el pensamiento abstracto.
Numerosos estudios indican que los niños perciben el concepto de la muerte y reaccionan a él de un modo específico como liberal.
Aunque muchos niños pequeños no comprenden la muerte, ésta sigue despertándoles curiosidad y están ansiosos por aprender sobre ella. Los niños captan rápidamente los sentimientos y las emociones de sus padres. Saben cuándo éstos están ansiosos o preocupados. Desean ser informados y tranquilizados. Como están en la época de aprender, desean y esperan hacerlo.
Los estudios han demostrado que los niños piensan, reflexionan y hablan sobre la muerte de distinta manera en las diversas etapas de su desarrollo.
Consejos generales para ayudar a un niño a comprender la muerte
Por más que deseemos proteger a nuestros hijos de conocer la muerte, depende de nosotros en nuestra calidad de padres y adultos afectuosos que los ayudemos a comprender esta realidad básica.
Necesitamos ayudarlos a reconocer sus emociones y a resolver sus miedos de forma adecuada para su desarrollo. Necesitamos ofrecerles unas habilidades básicas fundadas en los pensamientos racionales que les permitan hacer frente a las situaciones de la vida, preparando el terreno para que experimenten un duelo sano cuando muera alguien a quien conocen.
A continuación se explican algunos consejos generales que te servirán para ayudar a tus hijos a comprender la muerte y a aceptarla como un hecho inevitable de la vida.
- Se consciente de lo que tus hijos están pensando y sintiendo
Resérvate el tiempo necesario para observar a tus hijos en muchas circunstancias distintas: mientras juegan, realizan diversas tareas, se relacionan con otras personas, o simplemente mientras están sentados silenciosamente, leyendo un libro o jugando con algún juguete. Escúchalos mientras hablan contigo, con sus amigos e incluso, mientras hablan o cantan para sí mismos, así te harás una buena idea de lo que tus hijos están pensando y sintiendo. ¿Qué impresión te dan? ¿Cómo suenan sus palabras?¿ ¿Cuáles son sus preocupaciones, miedos e inquietudes? ¿Aparece en sus juegos o en sus conversaciones la muerte o el miedo que les inspira?
No es necesario que les hables a diario ni de temas relacionados con ella. Hazlo sólo en los momentos en los que a todos los afectados os parezca algo normal, natural y tan agradable como sea posible. Procura no proyectar tus miedos y ansiedades en tus hijos, y sé consciente de sus estados de ánimo y preocupaciones.
- Aprovecha las oportunidades para hablar de la muerte
La muerte de un animal doméstico es el momento ideal para presentar a tus hijos los conceptos de la muerte. Aunque tu primera reacción sea protegerlos, aprovecha esta oportunidad para tratar un tema tan serio. Pongamos por ejemplo un pez. Le diremos que el pez ha dejado de vivir “del todo” y que ya no volverá, y que está bien que se sientan tristes por su muerte. Explícales que estos sentimientos de tristeza son normales y naturales y que la tristeza acabará por desaparecer. Haz hincapié que es mucho mejor hablar de la tristeza y sentirla, que guardársela dentro y fingir que no está ahí. La tristeza ayuda a curar la herida, pero si uno se la guarda dentro, la herida tarda más en curarse.
- Sé paciente
El concepto de la muerte es complejo y a los niños pequeños les cuesta de entender. A los adolescentes que están aceptando su propia mortalidad, puede que también les resulte difícil captar la realidad de la muerte. Es probable que necesites mantener muchas conversaciones tranquilas, serias y compasivas con tus hijos para ayudarlos a comprenderla. Has de estar dispuesto a dedicarles el tiempo que sea necesario.
- Sé objetivo
Al explicar la muerte a tus hijos, emplea un lenguaje sencillo y directo, porque ello evitará crear miedos e ideas falsas. Responde a sus preguntas con hechos y con exactitud. Hazles, al mismo tiempo, preguntas para asegurarse de que entiendan lo que les estás diciendo.
- Sed una familia
Al hablar sobre la muerte incluye a todos los miembros de la familia, así ésta se convertirá en un grupo de apoyo que compartirá la información, las preocupaciones y las ideas. Aunque cada uno de sus miembros comprenda la muerte y reaccione a ella de una forma distinta, dependiendo de la edad y de la etapa de desarrollo en la que se encuentre, todo el mundo debe tener la misma oportunidad para expresarse y recibir atención y apoyo. Aprended acerca de la muerte como una familia y asegúrate de explicar que hablar de ella no hace que las personas se mueran. Haz hincapié en este punto hasta que tus hijos pequeños lo entiendan y lo acepten.
Desde Inicia Sarabia Psicología te damos las herramientas necesarias para afrontar la inevitabilidad de las muertes que presenciarán a lo largo de su vida.
Fdo.: Laura Llinares Espí.