La negociación entre padres e hijos es importante para impulsar cambios en ellos y resolver conflictos familiares.  Recordemos lo mencionado en el post anterior y veamos la necesidad de establecer normas y límites las cuales resultan fundamentales aunque resulte complicado implantarlas.

Los padres pueden considerar más cómodo decir que sí a todo lo que demandan sus hijos, pero el “no” es conveniente y necesario para que interioricen las normas, transmitiendo una disciplina que, de forma progresiva, hará que se responsabilicen de su comportamiento.

Para conseguir este objetivo y llegar a un acuerdo en normas entre padres e hijos, se lleva a cabo un documento por escrito conocido como Contrato Conductual elaborado por las partes implicadas. En el Contrato Conductual se especifican las conductas que los miembros de la familia implicados aceptan emitir, así como las consecuencias que se derivan tanto del cumplimiento como del incumplimiento de lo acordado. Implica el intercambio recíproco de recompensas en relación a conductas específicas de los firmantes del contrato.

En un Contrato Conductual debe especificarse:

  • Las conducta que se espera que emita cada persona implicada
  • Las consecuencias que se obtendrán en caso de realizar estas conductas
  • Las consecuencias que se obtendrán en caso de no realizar estas conductas.

Además, debe incluir:

  • Una cláusula de bonificación por largos periodos de cumplimiento.
  • Un sistema de registro que permita controlar las conductas emitidas y los refuerzos recibidos.

Reglas básicas para elaborar el Contrato Conductual:

  • Escrito y firmado por ambas partes, padres e hijos implicados.
  • La conducta exigida debe ser fácil y la recompensa inmediata.
  • El contrato debe requerir un incremento progresivo de exigencias.
  • Las recompensas para cumplir el contrato deben ser frecuentes aunque sean pequeñas, pasando del refuerzo material al social.
  • Las conductas deben estar especificadas, de forma que el adolescente tenga evidencia de hasta qué punto lo ha cumplido.
  • Debe recompensarse el comportamiento adecuado después de que este ocurra, nunca antes.
  • El contrato debe ser justo para las dos partes y debe ser aceptado por el adolescente.
  • Los términos deben estar claros: qué debe hacerse, cuántas veces.
  • El contrato debe ser positivo (que produzca consecuencias positivas y no una retirada de castigo). Motivación intrínseca.
  • Debe utilizarse de manera sistemática y no sólo en ocasiones.
  • Las consecuencias a los acuerdos establecidos en el contrato deben ser independientes.

Paso a paso:

  • Hacer lista de comportamientos problemáticos.
  • Ordenar según nuestras prioridades.
  • Señalar las conductas que empezaremos a modificar. Aconsejamos empezar por las menos complicadas o menos frecuentes, ya que la probabilidad de éxito aumentará y ello motivará tanto a padres como a hijos/as a seguir trabajando.
  • Comenzar con una o dos conductas y olvidar las restantes.
  • Elegir una de las técnicas propuestas, prepararla y llevarla a cabo.
  • Explicarle al adolescente la propuesta elegida, las nuevas normas a seguir.
  • Revisar periódicamente la evolución del adolescente, la eficacia de la técnica elegida y los posibles fallos que puedan estar interfiriendo.

¡Invito a todo lector a seguir estos sencillos pasos! Tomando el tiempo necesario para llegar a acuerdos y laborar el Contrato Conductual entre padre e hijos, conseguirás resolver los conflictos de forma eficaz fortaleciendo el vínculo familiar así como reforzarás la construcción de un estilo personal fuerte y seguro en tu hijo adolescente. Ante cualquier duda o dificultad no lo dudes, contacta con nosotros.

 

Fdo.: Laura Llinares Espí

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