Hablar de duelo patológico es complicado, ya que, definir cuándo una persona se encuentra en la elaboración de un duelo patológico requiere tener en cuenta varios factores, como el tipo de pérdida (muerte, pérdida de empleo, relación, salud…), las circunstancias (si ha sido de repente o se veía venir), en el caso de muerte, la edad del fallecido; son solo algunos ejemplos.

En la publicación anterior vimos qué era el duelo en si y sus etapas. Cuando nos estancamos en una de esas etapas, podemos hablar de duelo patológico. Sin embargo, cada proceso de duelo tiene sus tiempos y en cada persona puede durar más o menos, además, las circunstancias de la pérdida también afectan a la prolongación de estos tiempos. No es lo mismo hacer un duelo en lo referente al fallecimiento de una persona anciana que lleva tiempo enferma, que la elaboración del duelo en una persona joven que ha tenido un accidente inesperado de tráfico.

El duelo patológico puede manifestarse de varias formas:

  • Retrasando su aparición o con una ausencia total del propio duelo.
  • Duelo excesivamente intenso y duradero.
  • Con ideas suicidas y delirantes.

Como ya he dicho, es difícil diagnosticar cuando un duelo es patológico. Los expertos en duelo suelen tomar como referencia intervalos de 6 meses a 2 años (dependiendo de las circunstancias), si en este período no ha habido ningún avance en las etapas del duelo, podemos estar ante un duelo patológico. Aún así, existen ciertos aspectos que nos pueden dar pistas para saber, si nos encontramos ante un duelo patológico:

Es más probable sufrir un duelo patológico cuando:

  • La pérdida es repentina e inesperada.
  • La persona se encuentra aislada socialmente, es decir, no tiene apoyos por parte de familiares, amigos…
  • La persona se siente culpable y responsable de la pérdida.
  • Se ha sufrido otras pérdidas traumáticas.
  • La persona era dependiente emocionalmente, de aquello que ha perdido, ya sea una persona, una relación, un trabajo, etc.
  • Se trata del fallecimiento de personas jóvenes, niños, bebés.

Conductas asociadas a un proceso de duelo patológico:

  • Oye, ve y/o habla diariamente o de forma constante con la persona fallecida.
  • Negar ciertos acontecimientos en relación a la pérdida. Por ejemplo, negar el aniversario de la muerte, seguir diciendo que se mantiene el contacto con su pareja cuando no es así…
  • Falta de salud física o mental. Por ejemplo, falta de interés por la higiene personal habiendo sido una persona que mantenía buenos hábitos de higiene.
  • Variaciones intensas en el estado de ánimo.
  • Ideas suicidas.
  • Abuso del consumo de sustancias adictivas.
  • Abuso de fármacos.

Además, la prolongación del duelo patológico puede provocar:

  • Depresión.
  • Estrés.
  • Ansiedad.
  • Agravar otras afecciones físicas o mentales que ya se tuvieran.

Por lo tanto es importante que ante un caso de duelo patológico se acuda a un profesional, ya sea psicólogo, psiquiatra o médico, para que se tomen las medidas oportunas.

Algunas de las tareas del psicólogo ante un proceso de duelo son las siguientes:

  • Identificar en primer lugar ideas suicidas e intervenir sobre ellas.
  • Acompañar en el proceso de duelo.
  • Facilitar la expresión de sentimientos y desahogo emocional.
  • Redefinir la situación aportando otro enfoque más adaptativo.
  • Favorecer la autoeficacia y la autoestima de la persona.
  • Aportar nuevos recursos para poder seguir elaborando las etapas del duelo.
  • Facilitar grupos de autoayuda, para identificarse con personas en situaciones similares.
  • Reforzar capacidad y manejo de situaciones problemáticas.

En resumen, un duelo patológico puede poner en peligro la vida de una persona, por lo que si identificas alguna de las características que te he mostrado, por favor acude a un profesional. Puede que esperar a que el tiempo lo cure todo, no sea suficiente.

 

Fdo. Víctor Márquez Exojo.

Artículos recientes