En numerosas ocasiones nos hemos visto tentados a hablarles sobe tipos de drogas que pueden encontrar, efectos que pueden tener en la persona y en su vida y, por qué no, de la experiencia que con ellas algunos hemos tenido.
El problema de cómo saber llegar a nuestros hijos en este tema tan “espinoso”, nos hace buscar algunas estrategias que nos permitan, a través de un acercamiento, intentar hacer una labor de prevención.
Definitivamente, a la hora de abordar una conversación en tema de drogas con nuestros hijos deberemos mostrar una actitud clara y firme de rechazo al consumo, especialmente si nuestros hijos son menores de edad. Si nuestra actitud es permisiva, ellos lo percibirán rápidamente y se aferraran a ese argumento para justificar sus consumos.
En la conversación deberemos tener en cuenta que los contenidos sean adecuados a la edad, la madurez, la capacidad de comprensión, la experiencia previa, las expectativas y las circunstancias concretas de la persona que demanda la información
Si respetamos sus puntos de partida será más probable que la información sea válida. Nuestro punto de partida debe ser desde lo que ellos conocen, de su experiencia, de sus ideas erróneas (que manejan como ciertas), de lo que quieren saber y de su percepción.
Etapa preescolar hasta los 7 años
Antes de ponerse nervioso por tener que hablar con su hijo sobre este tema, tome coraje. Saque partido de esos “momentos de enseñanza”. Si ven a un personaje en el cine o en la televisión con un cigarrillo, hable con su hijo sobre el hábito de fumar, la adicción a la nicotina y qué hace el tabaco en el cuerpo de una persona. Esto puede llevar a una conversación sobre otras drogas y sobre lo perjudiciales que pueden ser para la salud.Mantenga un tono tranquilo en la conversación y utilice términos que su hijo pueda entender. Sea específico sobre los efectos de las drogas: cómo le hacen sentir a una persona, el riesgo de la sobredosis y sus efectos nocivos a largo plazo.
Entre los 8 y los 12 años
Cuando su hijo se haga mayor, puede iniciar conversaciones con él preguntándole qué opina sobre las drogas. Si le hace preguntas abiertas y sin emitir juicios de valor, es mucho más probable que reciba respuestas sinceras. Los niños de esta edad suelen seguir deseando hablar abiertamente con sus padres sobre temas delicados. Empezar a dialogar en esta etapa ayuda a mantener la puerta abierta cuando crezcan y se sientan menos inclinados a compartir sus opiniones y sentimientos con sus padres. Incluso si las preguntas que usted haga a su hijo no llevan de inmediato a una conversación sobre las drogas, conseguirá que su hijo piense sobre el tema.
Adolescencia
Es en la adolescencia cuando más riesgo enfrentan nuestros hijos a la hora de decir NO al consumo de drogas. Lamentablemente, la oferta de sustancias psicoactivas que hoy en día invade nuestra sociedad nos obliga, como padres, a posicionarnos ante este fenómeno. Los adolescentes son uno de los colectivos más vulnerables en el consumo de sustancias estupefacientes… Durante la adolescencia, los niños se sienten mayores y quieren dejar atrás la niñez y sus hábitos y empiezan a adoptar gestos adultos. Entre los mismos, está iniciarse en el consumo de ciertas sustancias que están asociadas con “los mayores”. Lo que busca el adolescente es independencia, autonomía y sentirse “mayor”. Para evitar este tipo de conductas es fundamental que el joven disponga de la información adecuada sobre la prevención y los riesgos en el consumo de drogas… Es muy importante que se aborde el tema con naturalidad y claridad y no se opte por evasivas o rodeos. Los progenitores deben sentarse con sus hijos y plantearles las consecuencias que puede tener en su vida el consumo de drogas. No hay que optar por las teorías del miedo, sino por la sinceridad.
Fdo.: Judith Sarrió Esquembre